lunes, 16 de abril de 2012

Avatar en la Isla Esmeralda

Texto: Ignacio Pérez Valdés "Tirito". Fotos: Tirito y Chamux. Frames: Adrián López "Spook"



“No se puede negar que librarte de las ataduras siempre es estimulante; para ello hay que escapar, encontrar la libertad absoluta y como no, ese camino siempre nos lleva al oeste”.


El tanque lleno, buena música y un swell del oeste a punto de impactar “The West Road”, hoy como hace dos años la historia se repite.


Fue en el invierno 2009- 2010 cuando se fraguó este viaje a la Isla Esmeralda. Todo el mundo recordará este invierno en Canarias por el continuo bombeo de borrascas de oeste peinadas con ligeros vientos offshore como hacían muchos años que no se veían.



Spook nos habló de las olas que allí rompían; Macaco el cazador de swells se frotaba las manos pensando en las bajas que formaba la costa y los potentes swells que allí impactaban; como no Chamux, después de sus 21 días viendo sifones sabía dónde encontraría sus próximos slabs.




Partimos un mes de Mayo con un volcán dejando a muchos viajeros en tierra en toda Europa, con la ausencia del cazador de swells y con unas previsiones no muy aceptables.
No hay cosa más gratificante en un viaje que la búsqueda de nuevos spots e imaginarnos los tubos que pueden producir semejantes bajas con unas condiciones óptimas. Entrar en cualquier establecimiento y escuchar las palabras en un idioma diferente y sentirte como un extraño, olores que no reconoces. Viento, lluvia, frío hacían que las condiciones para el bodyboarding fueran bastante heavy, aun así pudimos disfrutar de un par de baños con los locales del lugar.



Al anochecer disfrutábamos de unas pintas en el pub en compañía de Brice, apasionado del bodyboard y las previsiones, con el que intercambiábamos posturas sobre las olas que por allí rompen.
El swell no acompañaba, así que partimos hacia el oeste, con un Chamux con ganas de sentir buenos tubos y con un Spook con fe en que el oeste nos daría lo que buscábamos.


Recuerdo aquella mañana gris en la que nos asomamos al monstruoso acantilado y lo vimos…. Ese avatar impactaba en la baja más perfecta que mis ojos habían visto. Las nubes dibujaban el cielo y los tubos de color esmeralda no dejaban que ninguna gota de agua escapara de su trayectoria. Solos en un paraje tan inhóspito hacían que nuestros cuerpos se mezclaran y formaran parte de él, abducidos por el avatar nuestros sentidos asimilaban todo lo que sucedía a nuestro alrededor.






Cuatro días conviviendo con ese avatar y disfrutando de la amabilidad de las gentes de ese lugar hacían de nuestro peregrinaje una experiencia existencial. La emoción de sentirse en ese lugar no puede explicarse con palabras, sino con las imágenes de ese avatar.











Thanks to Brice,Mickey Smith,Alan, Fergal and all the locals.

sábado, 14 de abril de 2012